“Hacer muchas cosas a la vez pone en riesgo la
salud, es estresante” afirman los científicos del comportamiento humano.
Gracias.
Lo sabemos, de verdad. Lo sentimos a veces, incluso, en nuestros cuerpos, en la
cabeza que está a mil y que cuando paramos un segundo para respirar nos pasa
factura. Sabemos lo que dicen: que hay que apartar al menos media hora al día
para la reflexión y el encuentro con una misma, que hay que saborear cada
segundo porque jamás volverá, que tenemos que descansar cinco minutos cada
cuarenta de exposición a la pantalla de la compu…todo muy lindo: es más fácil
decirlo que hacerlo. Encontrar un espacio personal, para cualquier mujer hoy en
día es una odisea inexpugnable. Lo era antes también, cuando no nos aceptaban
en el mercado laboral; ahora que nos hicimos un lugar en la vida pública y
profesional (y llegamos para quedarnos, señores) parece que la sociedad nos
reclama más y más tiempo, el doble de esfuerzo que a nuestros colegas masculinos.
Así, la comunidad científica nos categorizó con un nuevo nombre: mujeres
multitasking.
Empecemos
por el principio: ¿Qué es esto del multitasking? Es una palabra en inglés que
traducida sería “multitarea”, extraída del lenguaje cibernético: técnicamente es
la capacidad que tienen las computadoras de administrar y completar varios
procesos simultáneamente. Llevado a la práctica cotidiana, sería el concepto
que reúne la capacidad o posibilidad de cumplir con muchas ocupaciones de
manera paralela. En resumen, es hacer mil cosas al mismo tiempo.
Actualmente
ha sido aplicado al universo laboral, en el que una persona está frente a una
computadora aproximadamente ocho horas diarias, tiene una cuenta en Twitter,
Facebook, Linkedin, Instagram, Snapchat, al menos tres grupos de Whatsapp
(Familia, Amigos, Trabajo), cada una representando una ventana abierta; chequea
los mails, habla con una compañera de trabajo, piensa en qué va a cocinar a la
noche, me tienen que pasar el informe así
lo reviso, si hago tiempo cuando
salgo voy al gimnasio, de pasada dejo a los chicos en el club. Este
comportamiento es poco saludable y disminuye la concentración en las tareas,
dicen.
¿Sí?
Los invito a vivir un día en la mente femenina.
Toda
mujer que tenga un trabajo, una casa, al menos un hijo y al menos un marido
sabe qué significa esto del multitasking, aunque no conozca el vocablo que se
usa para nombrarlo. Imaginate si en vez de uno, tiene dos (hijos, claro). Sumemos
a esto que no tiene mucama ni niñera ni secretaria. Imaginemos que sonó el
despertador a las siete de la mañana. Lo apagaste pensando que tenés que poner
la pava para el mate, despertar a Lolo para que desayune antes de ir al cole
porque ayer se te hizo tarde y la criatura se fue con veinte pesos a la escuela
para comprar en el recreo y por supuesto terminó con una gaseosa y caramelos y ¡Dios mío todavía no me levanté! Saltás
de la cama, agarrás el pantalón negro que dejaste preparado ayer por si te
quedabas dormida. Con una pierna afuera del pantalón corrés a la habitación del
querubín, Lolo arriba, mamá se quedó
dormida, metés la otra pierna adentro del pantalón y mientras te dirigís a
la cocina vas levantando los juguetes que
quedaron en el camino y una media que no sabés de qué par es, de dónde
salió (¿Es mía?), la dejás en el
respaldo de la silla donde después cuando
llego a casa me fijo, ponés la pava, preparás el mate, te delineás un ojo, encendés
la compu. Espero que me hayan enviado el
informe, mirás el celu: 40 mensajes de grupos de whatsapp, chequeás al
pasar el grupo de las madres del cole, ¿en
qué momento mandaron tantos mensajes? Te delineás el otro ojo y-Má! Dónde
están las zapatillas del cole? -¡Debajo de la cama fíjate! -¡Me falta una! -La
otra está acá debajo de la mesa. El informe no está, qué hago, mandás un mail para recordárselo a la persona encargada
de enviarlo, tomás un mate, peinás a Lolo (-lávate los dientes), terminás de
maquillarte y peinarte vos, para no salir a la calle con esa cara de “mujer
multitasking”…Y todavía no saliste de tu casa.
No
voy a intentar describir un día de trabajo.
Sólo
sepan que cada mes sacamos turno para la depiladora, vamos al gimnasio, pasamos
por la pelu, nos mantenemos al día con las chicas, arreglamos una cena con los
socios, retenemos sin problemas fechas de cumpleaños, aniversarios, eventos de
los niños. Contestamos mails, mensajes, llamadas, pedidos (de amigas,
familiares, clientes, hijos, marido). Hacemos hasta lo impensado para no
descuidar la intimidad, la relación de pareja. Inclusive, una vez por mes nos
esforzamos por darnos un baño de inmersión de media hora, aunque sea a las doce
de la noche, para reconectarnos. ¿Multi..qué…? Soy mujer. Punto.
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Autora: Daniela Pedemonte Profesora de Literatura Mamá full time |
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